Los clásicos hórreos son una de las construcciones arquitectónicas que, sin duda, mejor representan a Galicia, pero éstos han pasado por un abandono, toda vez que sus usos tradicionales han ido perdiendo presencia, algo contra lo que unos emprendedores han decidido luchar dándoles una «nueva vida». Para ello, el arquitecto madrileño Nacho Gías, con una gran experiencia en la rehabilitación de edificios históricos en París y Londres, ideó un proyecto innovador con el objeto de restaurar recintos de este tipo, en ruinas, situados en el entorno del Camino de Santiago, convirtiéndolos en acogedores albergues de peregrinos.
El primero de ellos ha sido uno de Carboeiro (Lugo), que antes, como era habitual, tenía una utilización puramente agrícola, al estar destinado a secar, curar y guardar el maíz y otros cereales. Y, a fin de lograr un renovado aspecto para esta construcción, se llevó a cabo, a modo de ayuda, una campaña de pequeños mecenazgos con los que obtener los fondos suficientes que permitiesen dar un giro de 180 grados a este hórreo, en este caso, justo el de «dormir en él» para, de esta manera, poder conservarlo.
La respuesta fue buena: «Gustó la iniciativa», cuenta Gías en una conversación con Efe, en la que desvela que en esta peculiar campaña se consiguieron 8.700 euros en cuarenta días, dinero empleado para reforzar la estructura, aislar térmicamente el hórreo y amueblarlo.
La obra de Carboeiro está a escasos dos meses de finalizarse y se pretende que sirva de auténtico «ejemplo y de estímulo» para el resto de vecinos y propietarios de estos reconocibles habitáculos. Gías observa que, siendo los hórreos «un elemento clave del patrimonio histórico y cultural de España», no hay muchas ayudas para su propio mantenimiento.
Ambos, cansados de la vida urbana y «enamorados» del paisaje y de la vegetación del lugar, decidieron mudarse a este núcleo, y ahora quieren transmitir a los visitantes la gratificante «tranquilidad» que este rincón aporta, comentan a Efe. Para ello, aparte de la pernoctación en el hórreo, esta pareja ha organizado rutas, además de numerosas actividades, tales como descensos en canoa o tramos en bicicleta de montaña, que pueden finalizar con un relajante masaje de Reiki, todo auspiciado por ellos mismos, que quieren diferenciarse del «turismo tradicional» y optan por ofrecer «experiencias únicas y personales».
Esto lo supo más tarde porque fue en un punto muy distante geográficamente de Galicia en el que nació la idea a la que dio forma y cuya génesis él mismo cuenta: «Yo estaba en Estados Unidos, con un americano que recientemente había estado de visita en el norte de España, y me dijo que lo que más le había llamado la atención eran ‘esas casas con patas’ que allí vio».
Tras esta confesión del viajero, la curiosidad embargó a Nacho Gías, que decidió averiguar más detalles y materializar luego un sueño. «No sabía ni para qué servían, pero si despertaban interés en los turistas, quería conocerlos. Y así me fui a Galicia, donde me enteré de que estos hórreos -que considera ‘joyas arquitectónicas’- estaban desapareciendo». El principal objetivo de este profesional era remodelarlos, pero fue más allá debido al gran auge del turismo rural en la Comunidad.
Así, Walk&Hórreo quiso incidir en la actividad económica, por la vía de dinamizar, convirtiendo estos hermosos inmuebles en destinos turísticos de calidad que sean «capaces de generar beneficio por sí mismos, con un retorno considerable para sus propietarios». Al tratarse, el de Carboeiro, del primer proyecto de esta serie, Walk&Hórreo, junto a la Factoría Cultural de Matadero Madrid, está llevando a cabo, asimismo, un documental en el que se refleja cómo nació una propuesta emprendedora como ésta en un entorno urbano y a partir de ahí sus consecuencias en un ámbito rural, todo acompañado de entrevistas y de planos en el estudio. Un trabajo audiovisual para el que realizadores, cineastas e informáticos han hecho numerosos viajes a Galicia.
No en vano, el reto en sí ha sido un éxito, y ya son muchos los dueños de hórreos que se han puesto en contacto con Gías y con su equipo con el propósito de ofrecer su propiedad para una cuidada rehabilitación. De seguir así la tendencia, estos expertos que han sabido agudizar el ingenio incluso piensan en asentarse en Galicia y, lógicamente, en «aprender gallego». En Carboeiro se ha impulsado, además, otro proyecto de modo paralelo, el Carbo-Eco, llevado a cabo por los actuales propietarios del hórreo, Lucía y Miguel, que serán los guías de los inquilinos que decidan pernoctar a dos metros del suelo.