El grupo municipal de Lugonovo informó de que acaba de hacerle entrega al gobierno local de la capital lucense de un documento que «recoge las líneas generales» para que Lugo presente candidatura y opte a la declaración como Ciudad Gastronómica por parte de la Unesco.
«No queremos que otra propuesta más se quede, como es habitual, en el cajón del olvido, por eso ya dimos los primeros pasos para sentar las bases que convertirán a Lugo en una firme candidata a ese certamen europeo», explicó en declaraciones a los medios el portavoz de Lugonovo, Santiago Fernández Rocha.
Fernández Rocha agradeció que «el equipo del Laboratorio do Territorio e Biodiversidade de la Universidade de Santiago de Compostela» hubiese «resuelto con celeridad» el encargo de Lugonovo «para definir la estrategia de acción a seguir» con la redacción «de un esbozo de proyecto». Un documento, añadió, en el que se recoge «una cronología completa para desarrollar el Plan Alimentario» que, a su juicio, «garantizará la participación exitosa de la ciudad en el proceso».
Ese esbozo «resume, entre otros aspectos, el procedimiento de definición de la propuesta, el carácter agrario del municipio» o la «excelente calidad de las materias primas», unos «pilares» que, según el portavoz de Lugonovo, redundarán «en la buena imagen que tiene Lugo y en una mayor atracción como foco turístico».
La buena gastronomía es uno de los puntos fuertes de la ciudad. Es famoso el lema «Y para comer, Lugo», que hace referencia a la exquisita gastronomía que se puede degustar en los numerosos restaurantes lucenses. Se caracteriza por la sabiduría con que los chefs locales han sabido combinar la tradición secular con las tendencias más actuales. Entre las principales razones del éxito de sus platos está la magnífica calidad de los productos autóctonos que ofrecen la tierra y el mar. Una huerta variada, carnes de primera clase (como la Ternera Gallega, el capón de Vilalba, el «porco celta» o las aves de corral), y frutos del Cantábrico como sabrosos mariscos y pescados frescos, constituyen los ingredientes fundamentales de las recetas más famosas de la capital. Para probar, el caldo gallego, el lacón con grelos, el pulpo «á feira», la carne «ao caldeiro» o las filloas con miel, entre otros muchos platos.
El viajero se sorprenderá con la tradición del tapeo. Generaciones de lucenses se encuentran en los bares y en las tabernas que se distribuyen por todas las calles de la ciudad para disfrutar de una de las experiencias cotidianas que más satisfacción ofrecen a vecinos y visitantes: compartir un buen parrafeo con amigos y familiares y degustar asimismo una «cunca» de vino acompañada por una sabrosa tapa. Todos los que se acercan a cualquier taberna o bar de la ciudad degustan gratuitamente una buena junto con su consumición. La variedad de las tapas es inmensa, pueden ser calientes o frías, de cuchara o de tenedor, tradicionales o de nueva cocina… pero siempre exquisitas.