Una muestra muy representativa de los 642 habitantes del municipio lucense de Muras, situado entre A Terra Chá y A Mariña, se ha unido para lanzar un vídeo de felicitación del nuevo año que ya ha comenzado y para reivindicar la gran lección que, entienden, hay que extraer del pasado 2020, que no es ni más ni menos que la importancia de vivir en el rural.
«Nuestro portal mide 163 kilómetros cuadrados», reflejan al hablar de la extensión de este ayuntamiento, y cuentan que todos ellos se conocían y bien desde mucho antes de que empezasen los aplausos a las ocho de la tarde.
También, con gran retranca y ejemplos grabados, desvelan que con carácter previo a la pandemia ya dominaban a la perfección el arte de hablar de lejos, así como las distintas maneras de saludar sin necesidad de tocarse.
Todos están cerca cuando es necesario, del modo que sea, y cuidar de los mayores es algo «que siempre se hizo», ahondan. En caso de que alguno de los vecinos enferme, la localidad al completo pregunta y se interesa.
Del 2020 los participantes en este audiovisual, la mayoría abuelos pero también jóvenes y niños, cuentan que lógicamente se pasó «miedo».
Y, de nuevo en un guiño irónico, afirman que la televisión, los periódicos, internet y el «panadero» que reparte por sus casas «traían noticias cada día más tristes» del mundo que se «paró» en seco.
En la aldea, no obstante, como atestiguan, la vida no se detuvo.
No lo hizo por el trabajo que requieren las tareas habituales de agricultura y ganadería -sembrar la tierra, dar de comer a las gallinas, mugir a las vacas-, pero tampoco desaparecieron los paseos de los moradores de este «paraíso natural» pues espacio para «perderse en solitario» hay de sobra.
«Hay que tirar para adelante», animan hoy estos lugareños con la vista puesta en 2021, para a continuación añadir que ellos tienen ‘afouteza’, una suerte de valor, «como se dice ahora».
«Somos pocos, pero rabudos, de calidad…», se despiden antes del oportuno brindis.